Vocación de carroñero No la emoción en sí sino el cadáver de las emociones No la plenitud del amor sino su pérdida No la belleza de la mujer deseada sino restos de un cuerpo que se pudre un rostro disecado en la memoria No el acto carnal en su sudorosa vibración sino el eco de voces que retumban sin tregua la sangre seca en el tejido de la piel No la vuelta al pasado sino la permanencia de los monstruos No el vértigo de la invención sino el agrio sabor de lo ya leído No el encuentro del yo sino el murmullo interminable de otros labios No la viva experiencia sino los imprecisos recuerdos de la vida de un extraño: la autopsia del cadáver de su pobre existencia, en palabras Niall Binns