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Mostrando entradas de agosto, 2018

escaleras

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AN-MEI HSU Urracas Ayer mi hija me dijo que su matrimonio se viene abajo. Y ahora lo único que puede hacer es contemplar cómo se desmorona. Se tiende en un diván de psiquiatra y habla entre lágrimas de esta desgracia. Creo que seguirá ahí tendida hasta que no quede nada por caer, nada por lo que llorar. - ¡No hay ninguna alternativa!- exclamó. No se da cuenta de que, si no habla, ya está siguiendo una alternativa. Si no lo intenta, puede perder su oportunidad para siempre. Lo sé porque me educaron a la manera china: me enseñaron a no desear nada, a tragarme la desgracia de otros, a comerme mi propia amargura. ¡Y aunque enseñé a mi hija lo contrario, ella ha seguido el mismo camino! Tal vez se deba a que soy su madre y es mujer, y yo soy hija de mi madre y mujer también. Todas somos como unas escaleras, un escalón tras otro, que llevan arriba y abajo pero en la misma dirección. Sé lo que es permanecer en silencio, escuchar y observar, como si la vida fuese un sueño. Puedes cerra...

un largo camino

Cuando emprendas tu viaje a Itaca   pide que el camino sea largo,   lleno de aventuras, lleno de experiencias.   No temas a los lestrigones ni a los cíclopes   ni al colérico Poseidón,   seres tales jamás hallarás en tu camino,   si tu pensar es elevado, si selecta   es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.   Ni a los lestrigones ni a los cíclopes   ni al salvaje Poseidón encontrarás,   si no los llevas dentro de tu alma,   si no los yergue tu alma ante ti. Pide que el camino sea largo.   Que muchas sean las mañanas de verano   en que llegues -¡con qué placer y alegría!-   a puertos nunca vistos antes.   Detente en los emporios de Fenicia   y hazte con hermosas mercancías,   nácar y coral, ámbar y ébano   y toda suerte de perfumes sensuales,   cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.   Ve a muchas ciudades egipcias   a aprender, a aprender de sus sabios. Ten siempre...