Leer para buscar
Debe existir otra parte, me digo. Y todo el mundo sabe que para ir a otra parte hay pasajes, indicaciones, «mapas» -para una exploración, una navegación. Son los libros. Todo eI mundo sabe que existe un lugar que no está obligado económica ni políticamente a todas las bajezas y a todos los compromisos. Que no está obligado a reproducir el sistema. Y es la escritura. Y si hay un otra parte que puede escapar a la repetición infernal esta por allí, donde se escribe, donde se sueña, donde se inventan los nuevos mundos. Es allí donde voy. Tomo mis libros, abandono el espacio real colonial, me alejo. Voy a leer a un árbol con frecuencia. Lejos del suelo, y de la mierda. No voy a leer por leer, para olvidar. ¡No! Ni para encerrarme en cualquier paraíso imaginario. Busco: en algún lugar deben de existir mis semejantes, en plena revolución, en plena esperanza. No desespero: si yo grito de horror, si sólo vivo sumida en esta rabia, debe de haber otros en la misma situación.
(Helene Cixous)
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